La noche de televisión estuvo movidita, con un repunte de seguidores para unos y un reinado inamovible para otros, pero lo que no faltó fue el picante añadido de una buena trifulca televisiva.
La competición por la atención de los espectadores en la televisión no conoce tregua. Mientras que ‘¡De viernes!’ veía crescer su audiencia hasta un significativo 14,5%, ‘Tu cara me suena’ no daba tregua y seguía en la cima con un 18,3%. Aunque los números son relevantes, lo que verdaderamente captó la mirada de todos fue una acalorada controversia.
En el transcurso de ‘¡De viernes!’, Maite Galdeano, quien es madre de ls conocida Sofía Suescun, no se quedó atrás y confrontó a los colaboradores sobre los chismorreos que vinculan a su hija con Bosco Blach. No se mordió la lengua al afirmar que “no había nada” en el rumor de un supuesto beso bajo la luz de la luna, enfrentándose a las opiniones de Rosa Benito y Olga Moreno.
Al inicio de su intervención, Galdeano dejó claro que no estaba para bromas. “Hoy vengo con cara de pocos amigos”, dijo antes de que todo se fuera por la tangente. Insistió en tener su espacio para hablar frente a las continuas interrupciones, particularmente cuando Moreno hizo alusiones a una relación previa de Suescun con otro participante, Logan.
El presentador Santi Acosta tuvo que tomar cartas en el asunto para que todo no terminara en desastre. Con Galdeano haciéndole frente a Moreno, Acosta intentó poner paz, pero la tensión estaba a punto de hacer explotar el plató. “Maite, termina Olga”, era su petición de calma ante la posibilidad de tener que pedirle a Galdeano abandonar el set si seguía por ese camino.
En un mundo como el de la televisión, donde lo que importa muchas veces es el impacto, es clave mirar las cosas con lupa y no dejarse llevar por cualquier cosa que se escucha. Los espectadores tienen la responsabilidad de ser críticos y no dar por sentado cualquier acusación que se emita en directo, respetando siempre la integridad de los involucrados.
Está claro que los enfrentamientos televisados tienen varios matices y, aunque muchas veces buscan captar la atención, lo cierto es que el trato respetuoso entre figuras frente a las cámaras es lo que da valor a un programa. Existen momentos donde ver ese intercambio de puntos de vista ejecutado con decoro y respeto puede ser hasta refrescante.
Los reality shows y programas de debate en vivo nos invitan a reflexionar sobre la importancia del civismo y el profesionalismo en televisión. Y queda en el aire la pregunta sobre hasta qué punto debería llegar la televisión en su búsqueda de rating con la controversia como aliada. ¿Merece la pena subir el tono y en qué punto se cruza la línea que separa el espectáculo de la falta de respeto?
“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”, afirmaba Cicerón hace siglos, y es una máxima que parece resonar en los platós de televisión de nuestro tiempo. En el último episodio de ‘¡De viernes!’, hemos sido espectadores de un duelo verbal en el que Maite Galdeano ha tomado la palabra con la firmeza de una leona defendiendo a su cachorro. Pero, ¿es la pasión suficiente justificación para silenciar a los demás? Santi Acosta, con la autoridad que le confiere el timón del programa, nos recuerda que el diálogo es un baile de respeto y turnos. En un mundo donde el espectáculo a menudo se alimenta de la confrontación, no debemos olvidar que la cordura y el orden son los verdaderos protagonistas de cualquier historia que merezca ser contada.