En las recientes jugadas de ajedrez político, Vox ha decidido dar un paso que bien podría sacudir la dinámica parlamentaria europea. La formación política de España, con Santiago Abascal a la cabeza, ahora forma parte del proyecto ‘Patriotas por Europa’. Bajo la influencia de Fidesz, del conocido Viktor Orbán de Hungría, esta agrupación aboga por proteger soberanías y linderos patrios.
Abascal no ha tardado en publicar en redes lo que piensa sobre este asunto, y parece que hay quienes ya se han inquietado con el cambio. Es más, ha soltado unos cuantos reproches contra Núñez Feijóo, acusándolo, de forma condicional, de andar en chanchullos negociadores con socialistas de Europa, aunque estas aseveraciones requieren de un chequeo concienzudo. Asimismo, Vox no pierde chance para señalar con el dedo corruptelas del gobierno español, acusaciones que, de nuevo, merecen una revisión seria.
Vox y su nuevo rumbo en el corazón de Europa
El partido Vox ha dicho adiós al grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), casa hasta entonces de la italiana Giorgia Meloni. Con este giro, Jesús busca hacer crecer su propio clout y hacer migas con partidos que piensen parecido sobre la UE. La todavía en pañales ‘Patriotas por Europa’ ya cuenta con la ANO checa, el FPÖ austriaco y la Chega portuguesa entre sus filas, pero todavía deben juntar los números suficientes para consolidarse como grupo formal en la Eurocámara.
La partida de Vox de la ECR es de las que hacen eco y podría chambear en cómo se acomodan las cartas de ahora en más, afectando no solo a este grupo sino tal vez al equilibrio de poder frente a otros, como el bando Liberal. Esto promete una carrera más apretada por el poder y, quien sabe, un cambio en el tablero de juego europeo.
La influencia de las uniones políticas allá en Europa
Esas alianzas que se cocinan a fuego lento en el viejo continente no son para tomar a la ligera, ya que pueden dar vuelcos sorpresivos a quién manda y quién hace qué en el Parlamento Europeo. La entrada de Vox en ‘Patriotas por Europa’ es prueba viva de cómo algunos mueven ficha intentando dar más peso a sus voces y agendas. Estos pasos estratégicos son claves pa’ entender qué se está cocinando dentro de la UE y cómo puede esto alterar tanto lo local como las relaciones entre todos estos países.
Hay que estar pilas con estas noticias, pero siempre mirando bien de donde vienen pa’ no darle bola a cualquier cuento. El ajedrez político del viejo continente es todo menos aburrido; uniones como ‘Patriotas por Europa’ son muestra de que la política es más que caminar en línea recta.
Este movimiento de Vox, al alinearse con la gente de Fidesz y otros que comparten su manera de pensar sobre la Unión, plantea varios signos de interrogación sobre la dirección que tomará Europa a futuro. Lo hecho por Vox con Abascal a la vanguardia, nos recuerda que cada partido tiene el derecho de buscar sus aliados y que, desde lo local a lo continental, sus elecciones pesan.
Como ciudadanos parte de esta historia común, nos toca estar al tanto de estos giros y sus consecuencias para la comunidad europea, al tiempo que seguimos tragando kilómetros en esta carretera de la política, ya sea como espectadores o como protagonistas de nuestra democracia. La pregunta queda en el aire: ¿qué consecuencias traerá este cambio de silla por parte de Vox?
“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”, decía Groucho Marx. El reciente anuncio de Santiago Abascal, presidente de Vox, de unirse a la agrupación ‘Patriotas por Europa’ liderada por Viktor Orbán, parece seguir esta lógica de desorientación estratégica. Abascal acusa a otros de estafar a sus votantes mientras él mismo cambia de alianzas en el Parlamento Europeo, pasando de la esfera de influencia de Giorgia Meloni a la órbita de Orbán. Este juego de ajedrez político en Europa no solo busca influir en la toma de decisiones, sino que también refleja una danza de poder en la que las ideologías se mezclan con la ambición. La pregunta que cabe hacerse es si realmente se está defendiendo la soberanía y las fronteras, o si se trata de una maniobra para reposicionar a Vox en un tablero europeo cada vez más complejo y polarizado. La verdadera soberanía radica en la capacidad de mantener una línea política coherente y no en la búsqueda constante de aliados que puedan ofrecer beneficios a corto plazo. La política debería ser el arte de resolver problemas, no de crearlos.