“De naturaleza violenta”: La muerte en esta película te dejará sin aliento, ¿pero es solo un efectismo vacío?

¿Alguna vez una película puede ir demasiado lejos en su intento de ser cruda y realista?

La escena independiente en el cine está siempre buscando esa nueva forma de sacudir al público, y parece que “De naturaleza violenta” quiere ponerse a la cabeza con su astilla de realidad en el mundo de las películas de terror. Hay gente hablando mucho sobre ella, como Jorge Loser que se ha hecho eco con sus comentarios sobre las secuencias crudas y tan visuales, cosa no muy vista últimamente.

La onda retro está bien patente en “De naturaleza violenta”. Está tratando de jalar todo lo bueno de las películas slasher de los 80 pero con un toque más actual, bien apegado a lo que de verdad podría pasar. Nada de CGI aquí, todo es con trucos reales, bien al estilo de lo que vimos en “Malignant”.

Realismo y Brutalidad en el Cine Slasher
Todo parece muy crudo en “De naturaleza violenta”, un poco como lo que intentó “Behind the Mask: The rise of Leslie Vernon” haciendo que todo se sienta demasiado real, al punto que ni música ponen de fondo. Pero quienes hicieron la peli, quieren que se te erice la piel, que te metas de lleno en la historia.

No obstante, parece que no han podido sostener esa misma energía todo el tiempo. Algunos han dicho que el tramo final pierde fuerza, como que te promete mucho al principio con esas escenas que te hacen saltar y luego, nada, te dejan medio colgado.

¿Un Tributo al Género o un Experimento Vacío?
La intención de la peli es no quedarse simplemente como una que está bien hecha técnicamente hablando. Quieren que sea algo más, pero hay quien dice que no consiguió llegar a eso, que quería ser una especie de parodia con sentido o una mega crítica de esas que hacen época, y parece que no cuajó.

“De naturaleza violenta” quiere ser diferente, pero hay quien piensa que solo es un bonito envoltorio sin mucho dentro. Ahora, eso sí, hay quien dirá que le dieron un punto de vista fresco que vale la pena ver.

Hay que decir que cada quien ve las pelis como quiere y lo que a uno le parece un fiasco a otro le parece un acierto. Por eso siempre está bueno que uno mismo se dé la oportunidad de verla y sacar sus propias conclusiones.

La gente está hablando de si realmente una peli tiene que ser original y profunda para ser buena. No está de más preguntarse si a veces enfocarse tanto en cómo se ve algo no nos dejará ver el mensaje más importante. Pero, claro, también es cierto que cada peli es un mundo y hay diferentes razones para valorarlas, ya sea por lo técnico, cómo te hacen sentir o por lo que te mueven por dentro.

En fin, “De naturaleza violenta” tal vez dejó un poco de lado la historia para centrarse en lo técnico, pero eso no quiere decir que no haya cosas buenas que sacar de ella. El cine es grande y hay de todo para todos.

La verdadera pregunta para ti como lector sería esta: ¿Importa más un buen estilo o una buena historia cuando te sientas a ver una peli? ¿A ti qué te va más, las cosas técnicas chéveres o una trama que te atrape y te haga pensar?

“La violencia es el último refugio del incompetente”, afirmaba Isaac Asimov, y esta máxima podría aplicarse a la reciente película ‘De naturaleza violenta’. La cinta, que prometía una fresca revisión del género slasher, parece haberse quedado atrapada en la complacencia de su propia violencia visual, olvidando que el arte del cine es mucho más que la mera capacidad de generar impacto a través de la sangre y la brutalidad. Mientras que el slasher clásico de los 80 jugaba con la tensión y la sorpresa, este filme contemporáneo se pierde en un mar de efectismo estéril y un diálogo interno que no trasciende la pantalla. Aunque el realismo de sus escenas pueda ser digno de elogio técnico, el verdadero arte cinematográfico requiere de una narrativa que hable al espectador, que le provoque y le invite a la reflexión. ‘De naturaleza violenta’ tenía la oportunidad de reinventar o, al menos, de rendir un tributo significativo al slasher, pero termina siendo un recordatorio de que, sin una historia con alma y profundidad, incluso el más cuidado homenaje puede quedarse en un vacío ejercicio de estilo.

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